martes, 20 de octubre de 2009

Dos años después no te olvidamos, Juan Antonio

No me olvido de aquella noche. Por alguna razón que no viene al caso, ese sábado me había quedado en casa en vez de ir a tomar una cerveza con alguien. Daba igual, porque sabía que a la una de la mañana saldría alguien que me diría que estaba "encantado y feliz como una lombriz" y me trasladaría a mundos mejores con su voz. Pero aquella noche de hace dos años no salió esa voz amiga. Salió otra, átona, que decía que nunca más volvería a escuchar al Cebri hablarme. Me negué a creer en la noticia y empecé compulsivamente a recorrer internet y las radios para que alguien me dijera que era una broma, hasta que encontré a Iker Jiménez en su "Milenio 3", emocionado, recordando la figura de Cebri.
En ese momento ocurrió algo extraño: me rompí por dentro. Nunca en mi vida me había pasado el sentir tanto la muerte de alguien al que no conocía personalmente. Llegaron a saltárseme las lágrimas tumbado en mi cama siendo consciente de que nunca volvería a escucharle, que nunca más me acompañaría en mis solitarias noches de insomnio.
Porque ya es hora de decirlo: Juan Antonio Cebrián era mi amigo. Sí, no lo conocía, pero era mi amigo. El programa de radio lo hacía para mí todas las noches, jugando a hacerme soñar con tiempos lejanos, enseñándome con Doc Rueda el mundo de los espías o, sencillamente, obligándome a pensar y tener mis opiniones propias con la tertulia de las cuatro "ces". Ya sé que todos sus oyentes dicen lo mismo, que el programa lo hacía para él, pero ésa era la grandiosidad del Cebri, conseguía arroparte en las duras horas nocturnas y te ayudaba a olvidarte de todos tus problemas y tristezas, haciéndote ver que la vida podía ser maravillosa. Cebrián me ayudó mucho en momentos malos de mi vida y sólo puedo decir que lo echo mucho de menos en mis noches de insomnio.
Tipos como Juan Antonio no deberían de irse nunca, deberían ser del clan de los McLeod y optar a la inmortalidad, aunque siempre algún maluto les quisiera cortar la cabeza...
Hoy, dos años después de su muerte sólo puedo decir que cada vez que sintonizo la Rosa de los Vientos, igual que pienso cuando veo "Casablanca" que Rick se quedará con Ilsza, creo que su voz me va a arrullar en la cama y ayudarme a ver que la vida no es tan mala como parece.
Como dice caosymascaos en la entrada anterior, parece que en Octubre se nos van todos los buenos. Pero Cebri no se ha ido, sigue en el espíritu de los continuadores de la Rosa y de todos los que crecimos y aprendimos con él y de él.

¡¡¡FUERZA Y HONOR!!!

sábado, 17 de octubre de 2009

Hasta siempre, Andrés Montes

Cuando salía de trabajar hace un rato mi jefe me ha dicho: "Se ha muerto Andrés Montes". No me lo podía creer. Sé que era un persona odiada por muchos, pero para mi era gran parte de la banda sonora de mi vida. Fueron muchas horas nocturnas viendo partidos de la NBA con él y el otro miembro fundador del Calabaza's Club, Antoni Daimiel. El partido ya podía ser una mierda, y muchos lo eran, pero siempre me quedaba hasta que el sueño me vencía, porque sabías que con esos dos juntos cualquier cosa podía pasar.
Con él conocí a "Informática a su servicio" Stockton, a Tim "Siglo XXI" Duncan, escuché "Wilma ábreme la puerta" tras una pedrada o una noche me despertó con un mítico "Ratatatatatatata" tras un triple de Kobe en una final de la NBA que duró más de dos minutos.
Últimamente nos había narrado las hazañas de "ET" Gasol, "Espartaco" Reyes, "MrCatering" Calderón y toda nuestra maravillosa generación de ganadores. Él me enseñó que "La vida puede ser maravillosa" y que "todos los jugones sonríen igual". Era un placer escucharle narrar baloncesto, fuera con Daimiel o últimamente con "Palomero" Itu y Epi.
Los que me conocen saben que gusto de usar frases suyas cuando me vengo arriba y nunca, nunca olvidaré que en uno de los más eufóricos y maravillosos momentos de mi vida salí al grito de "Y Rudy cogió su fusil".
Gracias por todo, Andrés, te aseguro que nunca te olvidaremos estés dónde estés, porque siempre serás un...
JUGÓN!!!