lunes, 25 de octubre de 2010

Hoosiers: más que ídolos

Ayer estuve en Barcelona. Ayer quise ver a mi CAI Zaragoza jugando en la cancha del mejor equipo de Europa, el Regal Barça. Ayer viví uno de los momentos mágicos que nos da el baloncesto que tanto amamos de vez en cuando. Ayer el pez chico se comió al pez grande primero con un triplazo imposible de Quinteros para forzar la prórroga y luego con una canasta de Van Rossom cuando la bocina estaba sonando en el Palau.
Lo que vivimos los pocos caístas que nos encontrábamos en las gradas quedará para siempre en nuestra memoria. Gritos, saltos, abrazos y miradas de incredulidad ante lo que acabábamos de ver. Sí, había tenido una semana terrible y ésto me ayudó a sonreír un poco.
Pese a todo, nos queda mucha ACB por delante y el objetivo sigue siendo el mismo. Pero como dijo el gran Andrés Montes, "la vida puede ser maravillosa", y ayer lo comprobé una vez más.

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