lunes, 31 de enero de 2011

Tengo ganas de ti

Cuando estás lejos tengo ganas de ti. De saber cómo te va, de tu risa, de tu sonrisa, de perderme en tus ojos verdes, de acariciarte y arroparte en el sofá de tu casa.
Cuando estoy contigo me avergüenzo de tener ganas de ti. Porque eres tan dulce, tan amable, que no sé por qué juego a imaginar y arriesgarme a que dejes de estar ahí.

miércoles, 5 de enero de 2011

Noche de Reyes

Queridos Reyes Magos:
Me imagino que la carta que os escribí el año pasado debí enviarla al negociado equivocado, o, quizás, se perdió por el camino, porque he vivido en un pequeño desastre a lo largo de doce meses. Pese a eso, nunca pierdo la esperanza en vuestra existencia, y por ello este nuevo año que ha llegado os quiero hacer llegar esta misiva con todo aquello que quiero que me deis para este año.
Sigo sin pedir de nuevo el barco pirata de Playmobil, y es que no quiero que la gente me mire con cara rara, aunque ahora que no nos oye nadie no negaré que es uno de los juguetes que más echo de menos de mi infancia. Realmente ahora me centro en otras cosas. Ya sé que es complicado que vosotros hagáis algo, pero por si acaso os lo pido. Quiero dormir como las personas normales. Vale que posiblemente va a acabar siendo culpa de mi cabeza, que no termina de funcionar nada bien, que le da muchas vueltas a todas y cada una de las cosas que me suceden, pero tiene que haber algo más. Porque yo siempre le he dado cien vueltas a todo cuando me metía en la cama y siempre he dormido como un lirón.
Quiero que mi rodilla reaccione de una vez. Porque llevo ya 14 meses dolorido y da igual que la utilice, que no lo haga, que haga deporte, que no lo haga, que la doble, que la deje estirada; el caso es que conforme avanza el día el dolor aumenta y llego a la noche muy cascado.
Pero no os creáis que todo son desaguisados que quiero que solucionéis. Que no, que también quiero que me mantengáis lo bueno que me ha traído este año. Que yo soy mucho de quejarme de todo, pero este año también ha dado alguna cosa buena. Me ha traído las mejores vacaciones de mi vida, con tres viajes casi perfectos, dos a lugares que no conocía y otro a mi amada París. Me ha traído nuevas amistades y reforzamiento de otras que creía perdidas. Me ha traído un año más de vida, que al final es lo mejor que podía pasar y el regalo más maravilloso que me podíais dar. Así que todo éso quiero que me lo volváis a regalar, aunque os agradecería que no os olvidarais de las quejas que encabezan la carta.
Espero que tengáis sitio en vuestros camellos para estas cosas que humildemente os pido, así como también os agradecería que trajerais a aquellos que me rodean, los de cerca y los de lejos, ellos y ellas, todo aquello que haga su vida todavía mejor de lo que ya es. Y ante todo quiero deciros, que por mucho que me queje, gracias por regalarme todos los años un año más de vida. De todo corazón.
Un abrazo desde el Ebro de uno de vuestros más firmes creyentes,