lunes, 25 de julio de 2011

Anoche estuvo aquí

Me contaron que una chica que conocí hace ya algunos años está embarazada. No me sorprende por el hecho en sí. Es una chica de mi edad y no es extraño que la gente de mi edad tenga hijos (los tienen hasta los menores).
Esa chica fue bastante amiga mía hace ya algunos años. Ella era amiga de una novia que tuvo Caos. Era una chica guapa, pelo rizado y muy agradable. Nos hicimos amigos y cuando nos encontrábamos los sábados por la noche hablábamos, reíamos y lo pasábamos bien. O eso creo.
Cierto tiempo después empezaron a llegarme frases a través del viento. “Míralos que bien se llevan”. “Creo que ella se interesa por él”. “Serían una buena pareja”. Esas frases, que igual no deberían haber llegado a mis oídos se escuchaban a amigas suyas. Incluso a un amigo mío.
Un sábado cualquiera estábamos en un bar del centro de la ciudad cuando entre charla y charla, entre risa y risa, se le acercó un chaval. Aquella noche comenzó una relación que acabó en una boda y ahora en un embarazo.
Nunca supe si me sentía atraído por ella, más allá del género. Ella era una mujer y yo un hombre, y como mujer claro que me atraía. Pero nunca supe, o quise saber, si me atraía más allá de aquello que es lo normal. Nunca quise saber si sentía que ella podría ser lo que estaba buscando. Nunca quise plantearme esa pregunta que todos nos hacemos de vez en cuando en la vida: ¿es ella? Porque tenía miedo de sentir, tenía miedo de sufrir, en definitiva, tenía miedo de que mi corazón me pudiera llevar a lugares que aparté de mi vida desde la adolescencia. Un miedo que acontecimientos posteriores se han empeñado en demostrar que era justificado.
El día después de que esto ocurriera he estado con Amy. Nos hemos tomado una cerveza, hemos cenado algo y luego ha venido el informático. Adoro a esa chica. Incluso puede que más allá de lo que debería. Y tengo la sensación de que me comporto como un imbécil cada vez que estoy con ella. Y quiero que encuentre ya de una vez a aquel que se merece en su vida. Aunque solo sea para que ese minúsculo yo interno que se resiste a que sea mi amiga termine cediendo. Pero eso quizás es historia de otra noche.
Esta noche he querido recordar a esos rizos que quizás pudieron ser algo si hubiera llegado a no tener miedo de pensar en ello…

martes, 12 de julio de 2011

Chic(a) Fabulos(a)



Mi lado favorito de la cama eres tú...

lunes, 11 de julio de 2011

¿Qué me pasa, Doctor?

¿Qué me pasa Doctor? ¿Qué es este sentimiento que recorre mi cuerpo cuando habla de que ha estado con otro hombre que no soy yo? ¿Desde cuándo yo soy capaz de tener ese sentimiento? ¿Cómo es posible que lo tenga, si solo es mi amiga y solo quiero que sea mi amiga? ¿Qué sentido tiene que esto me ocurre a mi ahora? ¿Nunca más podré volver a ser la persona despreocupada que era antes? ¿Qué me pasa Doctor?

lunes, 4 de julio de 2011

...y sed

Ayer estaba hablando con una amiga a la que quise muchísimo, y a la que sigo queriendo mucho, aunque ya no como posible pareja. En un momento de la conversación (telefónica) le dije:
-"No sé como trataros (a las mujeres), siento que a alguna de vosotras que quise mucho no supe como mostrárselo ni como tratarla"
El silencio con el que me respondió fue de los que hacen daño por evidentes. Juro que no había segundas intenciones en la frase. De ningún tipo.
Hoy Emma me ha dicho (sin que yo le dijera nada) que me pasé con la frase que le dije a la otra persona (son muy amigas). No sé lo que he provocado, ni siquiera si realmente he provocado algo, pero no era mi intención.
Mejor no meneallo, porque si intento arreglarlo será peor.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Sabes?

¿Sabes? Ha pasado tanto tiempo. Han pasado tantos días, tantas noches, que los recuerdos de lo que pasó se pierden en el fondo de la memoria y uno empieza a no saber qué parte de lo que recuerda es verdad y que parte se queda sólo como un simple sueño, como algo que le hubiera gustado que hubiera pasado en realidad.

Ahora, sentado en el alfeizar de la ventana de mi piso de soltero, no siento la necesidad de alargar más mi agonía de lo estrictamente necesario. Tan solo quiero acabar de escribir estas líneas, aunque no quede nadie que conozca mi existencia quitando los papeles oficiales que nos vemos obligados a llenar por el solo hecho de que alguien cometiera el error de darnos la vida en este mundo.

De todas maneras, no creáis que siempre he sentido este desapego y hastío de la vida. En los tiempos de los que te hablaba antes y que casi tengo olvidados, creía en muchas cosas, me sentía afortunado por disfrutar de la vida y no tenía el peso sobre el corazón que ahora me atenaza. Eran tiempos en que pensaba que era el rey del mundo e intentaba comportarme como tal. Eran tiempos de viajes iniciáticos por la Vieja Europa y de los juegos del amor que ahora parecen infantiles, pero que en aquel momento conformaban los momentos más brillantes de nuestra existencia.

Pero como ya te he dicho antes, todos esos momentos quedan muy lejanos y olvidados, y dentro de muy poco, en cuanto termine estas líneas, se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia, como si de un replicante cualquiera me tratara.

No creo que nadie llegue a leer esto. Como mucho el juez que dé la orden de levantar mi cadáver, pero lo tratará como una nota de suicidio más, cuando en realidad de lo que se trata es de una celebración de la vida llegué a disfrutar, un vano intento de demostrar que hubo tiempos pasados mucho mejores que los tiempos presentes.