Hoy me he hecho mayor. O por lo menos éso dice mi DNI. Vamos, que hoy es mi cumpleaños. Quién me lee habitualmente ya se ha podido hacer una idea por lo que narro de mi edad, pero lo voy a decir, mi DNI dice que cumplo 34. Cosa que, la verdad, no la creo mucho. Creo firmemente que la edad la da tu mente, y por ahí me encuentro mejor que cuando tenía 24 años. Tengo ganas de muchas cosas y sobre todo quiero vivir, no parar en casa, descubrir cosas; cosa que nunca me había pasado. He perdido muchísimo peso en el último año por una mezcla de cosas y de psicología, pero ahora me encuentro como nuevo.
El día de mi cumpleaños nunca ha sido nada del otro mundo. Y la mayoría de las veces había sido un día odioso. Nunca me había gustado, y ese día las cosas tendían a salir mal históricamente. Creo que menos mi 25 cumpleaños que lo pasé en París y que fue espectacular porque nos reunimos la "resistencia" a reírnos de los franceses mientras media España se acordaba de mi y me llamaba por teléfono, el resto de los cumpleaños desde la adolescencia eran evitables.
Hasta que llegó el año pasado. Era viernes y cuando llegué a trabajar me encontré una nota en mi puesto mandándome a otro lugar del almacén. No sabía de qué iba, pero empecé a seguir las instrucciones. Tras dar vueltas por él, apareció en una bolsa ésto:
Sí, es lo que parece, un peluche de Pocoyo. Las perpetradoras del delito eran dos de las tres únicas personas que considero amigas de verdad en mi trabajo. Dos locas a las que tengo muchísimo cariño, porque me han demostrado que valen muchísimo la pena. Total, que se las habían arreglado para enterarse de la fecha de mi cumpleaños (dato que oculto a casi todo el mundo) y liármela de esa manera. Las risas fueron considerables, pero me llegó muy dentro el gesto. Era un gesto de cariño que hacia mucho que no recibía y que convirtió un cumpleaños que se preveía de mierda en uno de los mejores de mi vida. Y ya sé que es una chorrada, pero recibir alguna muestra de cariño de vez en cuando nos gusta a todos.
Y hoy, un año después, me la han vuelto a liar. No puedo decir que me hayan sorprendido, porque en su fuero interno uno siempre espera que se acuerden de él, pero las maneras y el cariño que me han mostrado no se paga con dinero. Este año me he encontrado con ésto:
Y además un calendario de pared también del Poco, siguiendo con la broma. Y sí, sigue siendo una chorrada, pero me reconforta, me anima y me ilusiona saber que hay dos niñas con las que puedo contar (además de con mis amigos de toda la vida, claro).
Y un año más, convirtieron mi cumpleaños en un buen día...
P.D.: Para quién le pique la curiosidad, lo de Pocoyo viene porque un día que tenía la tele encendida, vi unos capítulos en La 2 y me hizo muchísima gracia. Llegué al trabajo y lo puse de fondo de pantalla... y allí sigue. En el trabajo primero se sorprendieron de verlo y luego fue la broma generalizada... y ellas dos se lo apuntaron. Mientras, el peluche de Pocoyo sigue encima de mi cama desde hace un año. Para recordarme que hay mucha gente que merece la pena por el mundo...
P.D.2: Y mi hermanico pequeño me ha regalado una figurita de un capitán del ejército clon de Star Wars super chula también. No ha sido un mal día, no.