lunes, 29 de noviembre de 2010

Amigos para siempre (II)

Hay pocas cosas que me duelan más en la vida que ver a un amigo que lo pasa mal. Porque, además, me bloqueo, sé que tengo que acercarme, decirlo algo, darle palabras de ánimo, ofrecerle mi hombro. Pero me quedo mirando como un bobo, sufriendo, y sin saber qué decir.

Para mi, por la forma "peculiar" que os conté que tengo de considerar la amistad, mis amigos son una parte de mi, parte de mi alma y de mis sentimientos. Igual que sus alegrías y sus éxitos son parte de mi, también lo son sus dolores y sus fracasos. Y a veces pienso que no soy capaz de demostrárselo, de que vean lo mucho que me duele verles así. y muchas veces espero que éso no les moleste y no se lo tomen como una "dejación de mis funciones".

Hay una amiga mía que creo que no está en un buen momento, y tengo muchas ganas de correr hacia ella y abrazarla, y decirle que aquí estoy yo, y dejarle hablar, reír, llorar o lo que quiera en mi hombro. Aunque unos cuantos kilómetros de distancia me lo impidan. Porque creo que es lo que se merece. Aunque no sé si se lo he sabido transmitir de una manera adecuada. Sirvan también estas líneas para que lo sepa. Y que lo sepan también todos los que me rodean y hacen que mi vida merezca más la pena. Aunque a veces no sepa demostrarlo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

martes, 16 de noviembre de 2010

Shrek

Emma: "¿Para qué le cuentas esos enfados que te provoca el trabajo?"
Yo: "Porque lo necesitaba"
Emma: "Así asustas"
Yo: "Yo soy lo que soy, con cosas buenas y muchas malas. Voy con el pack completo. A quién no le guste... que me lo diga o no se acerque"
Emma: (niega con la cabeza)
Yo: "¿Quieres alejarte de mi cuando te cuento estas cosas?"
Emma: "Puffff"

Y mientras tanto, dos años que han pasado ya...

martes, 9 de noviembre de 2010

Amigos para siempre

Tengo pocos amigos. O, mejor dicho, pocas personas a las que llame amigo. Sí, tengo bastantes conocidos, gente con la que comparto el día en el trabajo, o gente con la que puedo irme a tomar una cerveza. Pero a muy poca de esa gente le llamo amigo. Y también es verdad que no tiene por qué llamarme ellos amigo.

Todo esto puede sonar muy integrista, pero para que yo llame a alguien amigo (o amiga) tiene que demostrarme mucho. Tiene que demostrarme que es alguien en quién se puede confiar. Tiene que demostrarme que es buena persona (o lo que yo entiendo por buena persona). Tiene que demostrarme que es capaz de escuchar y ser escuchado. En fin, tiene que demostrarme que merece la pena.

A cambio yo le doy todo lo que está en mi mano. Un hombro donde llorar y un lugar donde reír. Unos oídos dispuestos a escuchar siempre que quiera. Una mano para ayudar siempre que sea necesario. Un consejo (aunque sea malo) cuando lo necesite. Un techo dónde cobijarse. En definitiva, todo lo que me pida. Y puedo decir que hay pocas cosas que me hagan más feliz en el día a día que un amigo consiga sus metas, consiga la felicidad, en definitiva, sea feliz.

Por supuesto, también tiene que saber que perdono una o incluso dos deslealtades, pero no lo perdono todo, no lo acepto todo.

Por todo ello, la lista de amigos es muy corta, pero selecta. Puedo decir que están todos los que deberían estar y que algunos se han añadido a la lista cuando la creía cerrada. Porque no es una lista cerrada. Hubo un tiempo en que creía que lo era, pero llegó gente para demostrarme lo equivocado que estaba.

Entre ellos, mis amigos; Txepho (mi hermano no genético), Caos, el informático, Caísta, Satrian,... Entre ellas, mis amigas; Emma, Amy, la capitana Nemo.

Como decían los mosqueteros, somos “uno para todos, y todos para uno”.

martes, 2 de noviembre de 2010

Me gustas tú (II)

Hace tiempo escribí una entrada sobre cosas que me gustaban de la vida. Ayer vi que CRD había escrito ya su tercer post sobre el tema, y me apeteció retomarlo. Así que aquí van unas cuantas cosas más que me gustan...

1. El frío, sobre todo en contraposición al calor.

2. Viajar, viajar, viajar.
3. Compartir el turno de trabajo con gente que me hace ser mejor persona.
4. Quedar a tomar un café y acabar a quién sabe qué hora muerto de risa y con algo más que un café en el cuerpo.
5. Dexter.
6. Verte sonreír.
7. La montaña.
8. La bicicleta.
9. Los sábados de trabajo que se convierten en una comida pantagruélica.
10. Visitar las casas de mis amigos (y esperar que terminen de construir la mía).
11. Que confíen en mí para contarme lo que les pasa.
12. La espontaneidad de tu sonrisa.
13. Que me vengan a esperar al aeropuerto (aunque no me haya pasado todavía).
14. París, Roma, Oslo, Carcassonne, Barcelona,…
15. Leer un libro antes de irme a la cama.
16. Regalar libros a la gente que aprecio de verdad.
17. Sentir que se preocupan por mí.
18. Los viajes que surgen por casualidad y se preparan en el último minuto.
19. Comprobar que mis impresiones sobre gente que conozco virtualmente se confirman en el mundo real.
20. Que me digan que mis canas me hacen atractivo.
21. Esos ojos verdes.
22. Que se acuerden de mi cumpleaños, aunque mantenga que no me importa.
23. Que hablen bien de mí, aunque me dé mucha vergüenza.
24. Que finjas que te interesa lo que digo cuando me pongo a hablar de series de televisión que tú ni ves ni tienes intención.
25. Que sigan leyendo los mails que tanto me sirven como terapia y desahogo de todo lo que me raya la cabeza y contestándolos.
26. Los turnos de noche de domingo cuando coincido con ellas.
27. Las llamadas a o desde Granollers.
28. Que me queden por delante más años de los que ya han pasado.
29. Que haya gente que todavía sigue leyendo este blog pese a que no entiendan de qué van los desvaríos que lo pueblan.
30. Escribir.
31. Matar zombies en el “Dead Rising 2”
32. Arreglar el mundo en una conversación en buena compañía.
33. Tuitear, aunque menos que otros.
34. El HTC Desire, que será mío en cuanto se acabe mi permanencia a finales de marzo.
35. Redescubrir canciones olvidadas gracias al aleatorio de mi iPod.
36. Que sigas siendo una de mis mejores amigas pese a todo.
37. ¡Vivir, vivir, vivir!

lunes, 1 de noviembre de 2010

El turista accidental

Estocolmo
El Paraíso por unos minutos...