martes, 7 de diciembre de 2010

La última película

Peter Bogdanovich nos cuenta en esta película, a través de la importancia de la única sala de cine de un pequeño pueblo, la historia de amistad entre dos amigos, desde que se desarrolla hasta que llega a su final y se cierra la sala de cine que daba vida al pueblo.

Recuerdo como mi amiga Nemo un buen día decidió cerrar su blog. Me acuerdo que me contó que no le veía sentido a lo que contaba, que no sabía por qué se desnudaba así ante los demás. Y que para eso (y para aguantar algún troll que le molestaba) lo cerraba y nos dejaba a algunos sin sus reflexiones u otras cosas. Aquella decisión provocó la continuación de un intercambio de emails que acabó en la amistad que ahora tenemos.

Todo este prefacio viene porque no sé que hago escribiendo este blog. Nació hace muchísimos años ya, unos cuatro, en un lugar distinto a este, como un sitio dónde contar historias de la vida real que asociaba a películas. Hace tres años murió en el mismo anonimato en el que había nacido, hasta que un año después una serie de acontecimientos en mi vida me hicieron obligarlo a renacer para expresar con palabras todo lo que torturaba mi yo interno. Por alguna razón que nunca logré entender, una serie de personas comenzaron a pasar de vez en cuando por este rincón y me daban su opinión sobre lo que decía, sobre lo que sentía, o simplemente loaban exageradamente lo que este humilde aprendiz de escritor relataba.
Aunque nunca me ha preocupado la cantidad de gente que lee o no este rinconcito de Internet. Como podéis observar, nunca he tenido un contador de visitas, ni me he preocupado de seguir unas estadísticas (excepto la de las búsquedas de Google que traen a la gente aquí, que te da ratos de diversión muchas veces). Sencillamente era un lugar dónde expresar aquello que me atormentaba y que no sabía cómo ni a quién expresar con palabras.

Ahora he llegado al punto en el que estuvo Nemo, el punto en el cual no le veo sentido a desnudar mi intimidad en este rincón por mucho que me sirva como terapia. Son escasas las personas que saben quién se esconde tras el nombre de “hesisair” y lo son porque yo he querido que lo fueran. Cuando releo todo lo que he escrito, pese a que no me arrepiento ni de una coma, veo la imagen depresiva que transmito, la imagen de un tipo que tiene la cabeza como un sonajero y que no sabe qué es la vida. Puede que así sea, no lo negaré, no soy yo quién deba decirlo. Para eso están los que me rodean y los médicos de esto de la cabeza, que afortunadamente no visito todavía. Sin embargo, quiero creer que la gente que me rodea, por encima de todo eso, ven a un tipo que es buena gente y que intenta ayudar a hacer la vida de los demás un poquito más agradable. Un tipo que intenta dar un poco más de lo que recibe y amigo de sus amigos.
Es verdad que la soledad futura es un fantasma que me atenaza en las largas noches que me procura mi insomnio, pero intento que eso no me impida sonreír a todas las personas con las que me toca vivir los distintos momentos de mi vida.

En fin, que con todo esto solo quiero decir a quienes estáis al otro lado todavía que voy a estar un tiempo en silencio. No sé si serán dos semanas, dos meses, dos años o la eternidad, pero ahora mismo no le veo sentido a desnudar mi alma de la manera en que lo hago cada vez que nubes de depresión se asoman a mi cabeza.
Nemo volvió a abrir su blog un mes después de cerrarlo. Yo no lo voy a cerrar, creo que lo voy a dejar abierto para que quién quiera psicoanalizarme o simplemente se vea reflejado lo pueda leer, pero durante un tiempo no creo que escriba nada. Esta sala de cine va a cerrar como en Anarene, Texas hace muchos años. Igual me arrepiento pronto, quién sabe.

A todos los que lo habéis leído, gracias. Por ahora, esta ha sido la última película.

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