sábado, 19 de junio de 2010

Nunca me han besado

La había conocido por casualidad, una noche que decidió salir a dar una vuelta por los alrededores de su casa para intentar combatir su insomnio. Ella estaba paseando a su perro y sin saber por qué comenzó a hablar con ella. Pese a que los perros no le gustaban absolutamente nada, pero lo hizo.
Era divertida, agradable, simpática, y tenía unos preciosos ojos verdes que se le clavaron en su mente desde el primer momento.

A partir de aquel día, todas las noches bajaba a la misma hora a la calle y se encontraba con ella y su perro. Y hablaban horas y horas hasta que a veces la mañana les sorprendía en ese parque.

Y un día, en mitad de una de esas conversaciones, él no aguantó más y quiso besarla. Ella se apartó y dijo: “Nunca me han besado”. Ya no volvió a verla.

2 comentarios:

No intento alcanzar la luna... dijo...

¡Ay, qué historia más triste! Sobre todo por ella, que no lo merecía a él (aunque solo es mi opinión).

hesisair dijo...

Ummm, no es ese el sentido que tenía en mi cabeza cuando lo escribí... pero igual tienes razón...
Pensaré en ese punto de vista. Ah!, y bienvenida!!!